"En algún lugar de la biblioteca hay una página que ha sido escrita para nosotros." (ALBERTO MANGUEL)

miércoles, 24 de noviembre de 2010

UNA ADOLESCENTE DE 85 AÑOS

PROCEDENCIA DE LA IMAGEN

Esta "chavala" que veis en la foto escibió su primer relato (ilustrado por ella misma) a los cinco años y su primera novela (Pequeño teatro) a los diecisiete. Tiene casi ochenta y cinco y nunca ha dejado de aferrarse a su gran pasión por la literatura con la misma dedicación y energía de aquellos primeros tiempos: Los Abel, Fiesta al Noroeste, Los niños tontos, Primera memoria, Olvidado Rey Gudú, Paraíso inhabitado...
Iba siendo hora de que se reconocieran oficialmente los méritos de una escritora de la talla de Ana María Matute y ese reconocimiento ha llegado hoy, al fin, en forma de Premio Cervantes, el galardón más importante de nuestras letras. Perteneciente a la llamada "generación de los niños de la guerra" (tenía diez años cuando estalló la Guerra Civil Española), siempre ha llenado sus relatos de niños y adolescentes (o de seres forjados por la imaginación infantil) que proyectan sobre la realidad unos ojos asombrados.
Yo, de pequeña, quería ser Ana María Matute. Aunque sólo sea por eso, me considero de enhorabuena.


3 comentarios:

Unknown dijo...

Pues sí, ¡ya era hora! Recuerdo que me impactó muchísimo, hace muuuchos años, un cuento suyo llamado "La felicidad". Se me grabó a fuego.

Lola MU dijo...

Todos estamos de enhorabuena, Biblos; a mi me encanta y recuerdo sus libros ¡en el colegio! En estos últimos años su "Olvidado rey Gudú" me dejó absolutamente fascinada y algo parecido me ocurrió con "Paraíso inhabitado". ¡Qué felicidad ver que, por fin, han reconocido su valor!

Esther Escorihuela dijo...

Recuerdo de niña la fascinación con que me sumergí en un libro de Ana María Matute en la biblioteca pública. Abrí al azar "Primera memoria", o quizá fue "Pequeño teatro", y quedé atrapada por la seducción de las palabras, subyugantes, mágicas. Quise llevarme el libro y la bibliotecaria no me dejó, creyendo que era pronto para una lectura de esas características y me remitió a intentarlo al cabo de unos años. Después leí "Los niños tontos" y comprobé que, al contrario de lo que pudiera parecer, no era una obra para niños aunque ellos fueran los protagonistas y me alejé de forma irremediable de la autora. Hoy con la alegría de este premio quiero recuperar el deslumbramiento que me produjo el primer acercamiento a su obra, cuando en mi imaginario también para mí Ana María Matute adquirió la categoría de maga de las palabras o hechicera, si ella así lo prefiere.
Un abrazo.