"En algún lugar de la biblioteca hay una página que ha sido escrita para nosotros." (ALBERTO MANGUEL)

jueves, 27 de noviembre de 2014

EN EL DÍA DE LOS DERECHOS INFANTILES

El pasado día 20 de noviembre celebramos en el instituto el Día Internacional de los Derechos del Niño. Los alumnos de 1ºE lo hicieron a través de la poesía. Leyeron y comentaron en clase el poema de Miguel Hernández "El niño yuntero", vieron una versión audiovisual del mismo y reflexionaron acerca de la situación que aún viven muchos niños en el mundo. Luego formularon un deseo e hicimos un mural con los deseos de todos.
 



En otros grupos han escrito algunas breves reflexiones sobre el tema.


EL MALTRATO INFANTIL



         En el mundo hay muchos países y personas, pero hay la desgracia de que tan solo por vivir en diferentes países las personas son explotadas; pero lo peor es la explotación infantil. Cuando nosotros, aquí en España, estamos jugando con los videojuegos o quejándonos de que no nos gustan las judías verdes o de todos los exámenes que tenemos, en esos países en los que hay maltrato infantil, darían lo que fuera por comerse las judías verdes o de tener la educación que nosotros tenemos. Nos quejamos de muchas cosas pero entonces hay que pensar que ocurre con esos niños. Somos unos privilegiados y nosotros no lo valoramos.


PAULA BLÁZQUEZ (1ºC)



domingo, 9 de noviembre de 2014

25 AÑOS DESPUÉS

 
Por que caigan todos los muros (pero todos) y no vuelva a levantarse ni uno más.
 
 
 
 
EPIGRAMA CON MURO
Entre tú y yo/mengana mía/ se levantaba
un muro de Berlín hecho de horas desiertas
añoranzas fugaces
tú no podías verme porque montaban guardia
los rencores ajenos
yo no podía verte porque me encandilaba
el sol de tus augurios
y no obstante solía preguntarme
cómo serías en tu espera
si abrirías por ejemplo los brazos
para abrazar mi ausencia
pero el muro cayó
se fue cayendo
nadie supo qué hacer con los malentendidos
hubo quien los juntó como reliquias
y de pronto una tarde
te vi emerger por un hueco de niebla
y pasar a mi lado sin llamarme
ni tocarme ni verme
y correr al encuentro de otro rostro
rebosante de calma cotidiana
otro rostro que tal vez ignoraba
que entre tú y yo existía
había existido
un muro de Berlín que al separarnos
desesperadamente nos juntaba
ese muro que ahora es sólo escombros
más escombros y olvido.

MARIO BENEDETTI