"En algún lugar de la biblioteca hay una página que ha sido escrita para nosotros." (ALBERTO MANGUEL)

sábado, 28 de abril de 2012

¡SALVADOS!



Para conmemorar el Día del Libro (o de la Lectura, como sería mejor llamarlo) hemos pedido a nuestros alumnos que salven un libro de las llamas del bombero Montag. Este ha sido el resultado.



martes, 24 de abril de 2012

DÍA DEL LIBRO 2012

Ayer, día 23 de abril, celebramos el día de la lectura con un recital de Antonio Rómar y Jesús Urceloy, que leyeron poemas a nuestros alumnos de 4º de la ESO. El encuentro, que tuvo lugar en la biblioteca del centro, fue posible gracias al programa ENCUENTROS CON AUTORES, subvencionado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Pasamos una mañana estupenda que ojalá se repita en años venideros.

sábado, 21 de abril de 2012

LA HISTORIA DE MONTAG


Montag era bombero y su oficio consistía en provocar incendios. No quemaba cualquier cosa, sólo libros y, excepcionalmente, como castigo ejemplar, las casas donde se escondían bibliotecas enteras. Las autoridades habían prohibido los libros en defensa del bien común. La literatura era muy perniciosa porque despertaba sentimientos en los ciudadanos a base de mentiras. La experiencia de seres inventados provocaba en las personas reales un sufrimiento auténtico, porque estimulaba su sentido crítico e inspiraba la tarea de cuestionarse su propia existencia. Los relatos de la insatisfacción producían insatisfacción, la memoria del dolor sembraba dolor, el anhelo de amor ponía de manifiesto la ausencia de amor, la fiebre del deseo incendiaba la conciencia de quienes nunca habían necesitado sentirlo. La literatura perturbaba la paz social y la felicidad individual, pero no era la única materia prohibida. La filosofía, aún más dañina, minaba los fundamentos de una armonía basada en un sistema de respuestas que no había necesitado de preguntas previas. La Historia, con todo, era lo peor, porque demostraba que el pasado había existido, y el pasado, con sus preguntas y sus respuestas, era el enemigo más feroz del armonioso presente donde los bomberos como Montag quemaban libros y detenían a los individuos antisociales que los conservaban aunque estuvieran prohibidos por la ley.

Montag era bombero y su oficio consistía en provocar incendios. Todos los días buscaba libros escondidos, los encontraba, los tocaba, los colocaba sobre una rejilla, les aplicaba el lanzallamas y los veía arder. Pero Montag sabía leer, y todos los días, después de buscar, encontrar, tocar libros, contemplaba los rostros de los delincuentes que se aferraban a ellos con desesperación, para afrontar su destino con un orgullo misterioso y desafiante. Hasta que un día, cuando ninguno de sus compañeros podía verle, salvó un libro de la quema, se lo metió en el uniforme, lo escondió en su casa y, por la noche, mientras su mujer dormía, se levantó para empezar a leer la vida de David Copperfield. Había mucho dolor en aquel libro. Arbitrariedades, injusticia, soledad, desesperanza. Pero también había amistad, lealtad, cariño, amor. Montag fue descubriéndolo poco a poco, mientras leía por las noches. Y nunca volvió a ser el mismo.

El funcionario ejemplar empezó a sentir el uniforme del que antes había estado tan orgulloso como una cárcel que apenas le consentía respirar. El orden a cuya defensa había destinado su juventud se le apareció como una insoportable tiranía. Aunque los cacheaba igual que sus compañeros, dejó de detener a las personas que llevaban libros escondidos en la ropa y empezó a sufrir en los incendios como si el papel que ardía fuera su propia piel. Se convirtió en un clandestino mientras aún formaba parte del sistema, y cuando ya no pudo seguir haciendo la guerra por su cuenta, huyó para seguir las vías del tren, hasta llegar al bosque donde vivían los hombres-libro, aquellos que habían quemado su libro favorito sólo después de aprenderlo de memoria, una biblioteca viviente dispuesta a perpetuarse por generaciones para conservar la memoria del conocimiento humano, hasta que llegara el momento en que pudieran dictarla para que los libros se imprimieran de nuevo.

Esta historia se titula Farenheit 451, como la temperatura a la que arde el papel y de la que toma su nombre el cuerpo de bomberos al que Montag perteneció antes de que David Copperfield le convirtiera en un hombre distinto. Ray Bradbury la escribió en 1953, y François Truffaut la adaptó al cine en 1966, (...). Es, en todo caso, una historia emocionante, tan conmovedora como un espejo capaz de reflejar con una admirable precisión lo mejor y lo peor de la condición humana.

En los últimos tiempos he pensado mucho en Montag. Los debates sobre las nuevas tecnologías, los anuncios apocalípticos sobre el fin de mi oficio, las profecías que pretender salvar la literatura convirtiéndola en un ejercicio domesticado, sometido a la caridad de las subvenciones, o la condenan como un fósil prescindible de otros tiempos, me han devuelto a la serena determinación de los hombres-libro, al heroísmo que su libertad, su voluntad seguirá labrando a la humana escala de su memoria mientras quede un solo lector, un solo espectador de su epopeya.

Por eso los traigo aquí, ahora que el sol empieza a calentar y las calles, las plazas de tantos pequeños pueblos y grandes ciudades de España se llenan de puestos, de carpas, de casetas abarrotadas de libros que esperan a que un lector los tome en sus manos.

Porque ustedes no tienen más que salir de casa y dar un paseo para conjurar, en nombre de toda la Humanidad, al demonio que atormenta el corazón de Montag.

ALMUDENA GRANDES

EL PAÍS SEMANAL, 24/04/2011

jueves, 19 de abril de 2012

LÁGRIMAS EN LA LLUVIA



Todos tenemos recuerdos extraordinarios, momentos estelares de nuestras vidas que no quisiéramos que se perdieran en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Por eso hemos querido rescatarlos y ponerlos todos juntos. Ha quedado instalada en el pasillo de la biblioteca la exposición LÁGRIMAS EN LA LLUVIA, un mural colectivo donde nuestros alumnos han destacado el que, hasta ahora, consideran su mejor recuerdo.




Si quieres leer una muestra de estos trabajos, pincha en el siguiente enlace:

MI MEJOR RECUERDO

miércoles, 18 de abril de 2012

FERIA DEL LIBRO 2012

Desde el día de hoy y hasta el próximo viernes día 20 estamos celebrando en el IES "Barrio Loranca" nuestra ya tradicional Feria del Libro. Un año más, la librería "Fábula" de Alcorcón, habitual colaboradora nuestra, ha instalado su mesa en el vestíbulo del centro. Podéis adquirir vuestros libros favoritos a precios bastante asequibles, ya que se hace un descuento del 30% sobre el precio de cada libro. ¡Venga, hay que animarse!



martes, 17 de abril de 2012

CANCIÓN SOBRE EL FIN DEL MUNDO



El día del fin del mundo
La abeja ronda sobre los geranios,
El pescador teje una red luminosa,
En el mar juegan los alegres delfines,
Los tiernos gorriones saltan en el alero
Y luce dorada la piel de la serpiente,
Como debe ser.

El día del fin del mundo
Las mujeres van por el campo bajo las sombrillas,
El ebrio dormita a la orilla del césped,
Los verduleros gritan en la calle,
Y una lancha de vela amarilla encalla en la isla.
El tono del violín vibra en el aire
Y entreabre la noche estrellada.

Y los que esperaban relámpagos y truenos,
Quedan decepcionados.
Y los que esperaban señales y trompetas del arcángel
No creen que ha llegado la hora.
Mientras el sol y la luna estén en el firmamento,
Mientras el abejorro hechice a la rosa,
Mientras nazcan los niños dichosos,
Nadie cree que ha llegado la hora.

Sólo el anciano de cabello blanco, que podría ser profeta
Pero que no lo es, porque tiene otro oficio,
Murmura al coser las ristras de tomates:
Ya no vendrá otro fin del mundo,
Ya no vendrá otro fin del mundo.


CZESLAW MILOSZ


Este es el poema en el que se basa "El día del fin del mundo", de Jorge Teillier.

lunes, 16 de abril de 2012

MADRIGAL AÉREO


Panorama vibracionista
galería de máquinas
Dínamos
Una corona de hélices
magnífica testa de
FÉMINA PORVENIRISTA
Hacia qué hemisferio nordestas tu brújula cardiaca?
Un circuito de ardentías
se polariza en tus ojos iónicos
Sobre las nubes velivolantes
tu móvil cuerpo se diversifica
en transmutadoras perspectivas
El cable sinusoide de tus brazos
Se desenrolla sobre tus senos cúbicos
Un motor se espeja en tu iris meditativo
Tu luminosa psiquis intelectiva
deviene una mariposa aviónica
que se eleva sobre los opacos gineceos
y en tu obsesión geométrica
evocas voluptuosamente
la carnal perpendicular
bisectriz de tu divino triángulo
Oh la vibración de tus diástoles
que transfundes al lucífero afín
en una ósmosis erótica!
Tálamos en las antenas
Andróginos mecánicos
Oh Fémina porvernirista!
En mi espasmo augural
te he poseído arrullándote
al ritmo de las hélices sidéreas.

domingo, 15 de abril de 2012

HEROIDA 2017




Fui programada hermosa, dulce y suave
para el fugaz descanso del varón
que lanza rayos más allá de Orión
desde la hostil torreta de su nave.

Llegaste tú, terrible, amargo y grave.
Mientras luchabas con marcial tesón
yo te esperaba insomne en la estación
rezando: que la guerra nunca acabe.

Vuelve a tu mítica Tierra lejana,
vuelve a tu mundo y a tu esposa humana,
mi amor atrás, tu vida por delante.

En esta ingrávida estación vacía
ya no te espero y me hace compañía
mi hueco corazón de replicante.

jueves, 12 de abril de 2012

STAR WARS (1977)


Hace ya tanto tiempo que no puedo acordarme,
pero sé que ocurrió. No sé dónde. En galaxias
improbables, difusas. Acaso en mi cerebro
tan sólo. No recuerdo ni el tiempo ni el lugar,
pero pasó. Las cosas importantes que pasan
parecen no pasar. Una chica venía
del país de la muerte a jugar en tu sueño
contigo: era tu novia, la que se fue de viaje
por el cielo, y volvía para no abandonarte
nunca más. Sonreía como una aparición
surgida de las páginas de una novela gótica
y, a la vez, como un hada de los hermanos Grimm.
Se hacía llamar Leia en nuestros juegos. Leia
Organa, para ser más precisos. Un nombre
que sonaba a romance galáctico, a balada
espacial, a cantar de gesta del futuro.
Un nombre que sabía a chicle americano
y a bolsa de patatas fritas en el descanso
de una doble sesión de cine, y a caricias
desmañadas, y a celos, y a promesas de amor.
Hace ya tanto tiempo que no puedo acordarme,
pero sé que ocurrió. Y sé que a la princesa
Leia irán dirigidas mis últimas palabras
cuando la luz se apague, y que repetiré
su nombre en mi agonía, como si ella tuviese
un nombre, antes de hundirme en la noche total.

© LUIS ALBERTO DE CUENCA

martes, 10 de abril de 2012

EL DÍA DEL FIN DEL MUNDO


El día del fin del mundo

será limpio y ordenado

como el cuaderno del mejor alumno.

El borracho del pueblo dormirá en una zanja,

el tren expreso pasará

sin detenerse en la estación,

y la banda del Regimiento

ensayará infinitamente

la marcha que toca hace veinte años en la plaza.

Sólo que algunos niños

dejarán sus volantines enredados

en los alambres telefónicos,

para volver llorando a sus casas

sin saber qué decir a sus madres

y yo grabaré mis iniciales

en la corteza de un tilo

pensando que eso no sirve para nada.


Los evangélicos saldrán a las esquinas

a cantar sus himnos de costumbre.

La anciana loca paseará con su quitasol.

Y yo diré: “El mundo no puede terminar

porque las palomas y los gorriones

siguen peleando por la avena del patio”.