Fui programada hermosa, dulce y suave
para el fugaz descanso del varón
que lanza rayos más allá de Orión
desde la hostil torreta de su nave.
Llegaste tú, terrible, amargo y grave.
Mientras luchabas con marcial tesón
yo te esperaba insomne en la estación
rezando: que la guerra nunca acabe.
Vuelve a tu mítica Tierra lejana,
vuelve a tu mundo y a tu esposa humana,
mi amor atrás, tu vida por delante.
En esta ingrávida estación vacía
ya no te espero y me hace compañía
mi hueco corazón de replicante.
2 comentarios:
Precioso el poema.
Si te pasas por mi Rincón verás que has ganado por méritos propios el premio Liebster.
Un saludo y a difundirlo, si te apetece.
saludos
MArian
Muchas gracias, Marian. Me pasaré.
Publicar un comentario