Leer nos enriquece la vida. Con el libro volamos a otras épocas y a otros paisajes; aprendemos el mundo, vivimos la pasión o la melancolía. La palabra fomenta nuestra imaginación; leyendo inventamos lo que no vemos, nos hacemos creadores.
Ahora nos gritan que vale más la imagen y con la televisión -la primera escuela- se inculcan a los niños, antes de que hablen, los dos desafueros del sistema: la violencia y el consumo. Con esas cadenas el poder político y el económico nos educan para ciudadanos pasivos, sin imaginación porque siempre es peligrosa para los poderes establecidos. Y ante esas imágenes carecemos de voz: no tenemos medios para televisar contrariamente mensajes de tolerancia y de sensatez.
Hace cinco siglos la imprenta nos libró de la ignorancia llevando a todos el saber y las ideas. El alfabeto fomentó el pensamiento libre y la imaginación: por eso ahora nos quieren analfabetos. Frente a las imágenes impuestas necesitamos más que nunca el ejercicio de la palabra, siempre a nuestro alcance. El libro, que enseña y conmueve, es además ahora el mensajero de nuestra voz y la defensa para pensar con libertad.
1 comentario:
Quizás sea un lugar común, repugnante por lo manido, e incluso una cursilería innecesaria pero lo cierto es que yo no sabría concebir mi vida sin libros.
...Y esa es , probablemente, una de las más íntimas riquezas que atesoro.
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