martes, 10 de abril de 2012

EL DÍA DEL FIN DEL MUNDO


El día del fin del mundo

será limpio y ordenado

como el cuaderno del mejor alumno.

El borracho del pueblo dormirá en una zanja,

el tren expreso pasará

sin detenerse en la estación,

y la banda del Regimiento

ensayará infinitamente

la marcha que toca hace veinte años en la plaza.

Sólo que algunos niños

dejarán sus volantines enredados

en los alambres telefónicos,

para volver llorando a sus casas

sin saber qué decir a sus madres

y yo grabaré mis iniciales

en la corteza de un tilo

pensando que eso no sirve para nada.


Los evangélicos saldrán a las esquinas

a cantar sus himnos de costumbre.

La anciana loca paseará con su quitasol.

Y yo diré: “El mundo no puede terminar

porque las palomas y los gorriones

siguen peleando por la avena del patio”.

1 comentario:

  1. El fin del mundo nos pillara´a todos desprevenidos y sin cenar ( lo estoy viendo). Pero al menos habremos leído este precioso poema y eso que nos llevaremos por delante.
    Mil saludos
    MArian

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